Klorane

En 1965, el joven farmacéutico visionario Pierre Fabre compró el laboratorio parisino Klorane y comenzó, con su gama de jabones, la era de la dermocosmética. Pero fue en 1966 cuando realmente entró en los baños franceses con su primer champú de camomila diseñado para realzar el cabello rubio. En 1967, se lanzaron dos inventos clave que confirmaron el compromiso de la marca con los cosméticos inspirados en las plantas, la gama para bebés a la Caléndula y el agua limpiadora al Aciano.​ En 1969, Pierre Fabre estableció la filosofía 1 planta = 1 indicación, que a día de hoy nos sigue inspirando.

Ya en los años 70, Pierre Fabre registró patentes para garantizar no solo la calidad de sus productos, sino también su eficacia. Un concepto botánico-farmacéutico original y vanguardista que dio origen a la cadena de suministro de plantas y activos vegetales, que unos años más tarde se convirtió en parte integrante de la Misión Verde Pierre Fabre ®. Una auténtica cadena de conocimientos farmacéuticos, proporciona una trazabilidad total de los activos vegetales desde su recolección hasta su integración en los productos de cuidado de la piel de Klorane.

Cuando las cuestiones medioambientales pasaron al primer plano con la primera Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, Pierre Fabre y Klorane decidieron dedicar su compromiso a la preservación y promoción del patrimonio botánico con la creación del Klorane Institute, ahora la Klorane Botanical Foundation, cuyas misiones de protección, exploración y educación se materializarían en diversas acciones concretas en los siguientes 30 años. Desde 2018, la marca ha demostrado sus compromisos con el medioambiente en su nueva identidad, «el Alma de la Botánica», fruto de 50 años de amor y cuidado de la naturaleza y la humanidad.